Cuando el amor se tomó unas vacaciones la vida le dio milonga y el bailó, nunca le dijo que no a otros rocanroles. Pero Steve Ray Voughan fue testigo de esa magia que los condenó a vivir eternamente entre el tedio y la pasión, el instinto y la razón, entre la perseverancia y la cruel resignación. Esa magia que no los va a dejar ser dos amantes del montón.